lunes, 7 de abril de 2014

Adobo especial "Nomaspolloseco" para barbacoa

Hello de nuevo saborí@s!

La semana pasada llovió y tocó quedarnos en casa cocinando, pero esta semana no ha sido así. El buen tiempo y la temperatura agradable, al menos aquí en Mallorca, invitaban a salir fuera. ¡Pero no os preocupéis, que no os he abandonado!

Mis amigos siempre se mofan de mi cuando me voy de barbacoa por ahí y llevo pollo para echar a la parrilla.

Que si el pollo se queda seco... que si el pollo es súper soso... que con lo rica que está la panceta... que si eso es para dieta...

¿Ah, sí? ¡Pues os voy a hacer un pollo que os vais a c..................................... chupar los dedos! No hay alimento malo, sino cocinero inexperto. Excepto el durian... (http://www.diariodelviajero.com/asia/el-durian-la-fruta-reina-del-mal-olor) eso no hay por dónde cogerlo. O igual soy inexperto.

Cómo ya sabéis, el marinado nació debido a la necesidad de conservar los alimentos, cuando todavía no existían las neveras y había exceso de animales. Hoy en día esto ya ha pasado a la historia, y más que para conservar se usa para dar sabor y textura a la carne. La mayoría de marinados llevan componentes ácidos, pues es así como nos han llegado a nosotros. Los ácidos del marinado (vinagre, zumo de limón o de piña, yogur e incluso el agraz) penetran las moléculas de proteína y de grasa y hacen que la carne conserve su humedad. Sin embargo, también pueden destruir y dar un sabor excesivamente ácido a la parte superior. Cómo yo lo preparé de un día para otro, y sabía que me lo iba a comer al próximo día, no le puse componente ácido.

Si vuestro objetivo es el de conservar la carne durante más tiempo, os recomiendo encarecidamente que añadáis un componente ácido a vuestro marinado, y si podéis, algo de pimentón, un antibiótico natural que no dejará que ninguna bacteria se reproduzca en nuestra carne... al menos por un tiempo :-)

Bueno, a lo que vamos... que me enrollo yo aquí solo y no paro. Los ingredientes a continuación son para 3 pechugas enteras, es decir, 9 filetes. A más pollo, más adobo.


Dificultad: Muy fácil
Duración: 10 minutos
Ingredientes


  • 3 pechugas de pollo enteras (importante)
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Pimienta negra
  • 5 ajos grandes
  • Unas ramas de perejil fresco (nunca seco)
  • Unas hojas de orégano fresco (nunca seco)
  • 2 guindillas a trocitos (opcional)
  • Guindilla picada al gusto (opcional y recomendable)



Preparación:

Lo primero que vamos a hacer es preparar los ingredientes para picar. Pelamos los ajos y los troceamos, lo más pequeñito que podamos. Cortamos las guindillas a trocitos pequeños (y nos lavamos las manos). Cortamos y quitamos las ramas al orégano y al perejil. Lo ponemos todo en el mortero.



Picamos hasta que todos los ingredientes estén bien machacados, y añadimos unas cucharadas de aceite de oliva. Id con cuidado, pues si añadís demasiado os va a salpicar cuando lo machaquéis. Le damos unos meneítos en el mortero hasta que, cerrando los ojos y oliéndolo, notemos el aroma de todos los ingredientes. Si hay algún ingrediente que no notéis, puede que las proporcionas que hayáis puesto no sean las correctas, por lo que podéis añadir algo de lo que os falte. Cuidadín con la guindilla... Cuando esté todo picado, añadimos un poco más de aceite para que nos sea más fácil esparcirlo por la carne luego.

Lo siguiente que vamos a hacer es cortar las pechugas. Es importante que compréis las pechugas enteras, o que os las corten en la carnicería, porque las que venden fileteadas son demasiado delgadas para hacer a la parrilla y se os van a quedar resecas (con la posterior mofa de los compañeros). Cortad las pechugas en tres filetes, cómo se ve en la foto.



Ahora cogemos un recipiente dónde vayamos a guardar la carne, y vamos colocando pisos de carne como si de una lasaña se tratara. Colocamos carne, y ponemos sal, pimienta y guindilla picada (echad tranquilamente, que luego con el aceite se esparce y puede quedar más soso). Luego con la cuchara del mortero, esparcimos un poco de picadillo por encima.



Una vez que hayamos terminado con toda la carne, la cubrimos de aceite. Si nos ha sobrado algo de picadillo lo echamos encima de la carne, por supuesto. ¡No tiramos nada!


Para picar la guindilla, yo compré un bote de estos del Mercadona y lo metí en el turmix. Volví a rellenar el mismo bote con la guindilla picada. Encuentro que es una buena manera de sazonar la comida para que nos quede algo picante, sin necesidad de darle sabor picante a todo el caldo o a todo el plato, si a la otra gente no le gusta.

                      

Y así es como nos queda nuestro pollo una vez finalizado.


Recomendaciones finales:


  • Si vais por el campo, no dejéis la carne al sol. Aunque esté marinada, no lleva componente ácido, por lo que no se conserva tan bien como un escabeche, por ejemplo. Tampoco es que se vaya a poner malo en un día por no tener ácido, pero es de sentido común que no hay que dejar la carne dónde más alta sea la temperatura.
  • ¡¡¡Ni se os ocurra tirar el aceite!!! Con ese aceite hacemos unas patatas fritas/bravas de rechupete.
  • Es mejor siempre hacerlo de un día para otro y conservarlo en la nevera. Cuanto más tiempo esté la carne marinada, más sabor cogerá.
  • A la hora de hacer el gril (barbacoa, parrilla), sobretodo si lo hacéis en casa y tenéis una maceta de cerámica, un buen truco es coger unas hierbas aromáticas, como un poco de tomillo y unas ramas de romero y colocarlas encima de las brasas y poner la maceta al revés cubriendo las hierbas. El humo aromático saldrá por los agujeros de la maceta (dónde normalmente sale el exceso de agua) y les dará a nuestras pechugas un sabor excepcional. 
  • Es muy dificil calcular la cantidad de puntos que tiene esta receta, pues todo depende realmente de la cantidad de aceite consumido. En general se consume muy poco aceite del que usamos para el marinado, pero prefiero no dar una puntuación en propoints a deciros algo al azar o una mentira.



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